Creciendo
en el espíritu
Lee hoy: 1 Pedro 2: 1-6
La
mayoría de personas hemos visto cuando un bebé recién nacido está
siendo amamantado; cuan deseoso y sediento se ve mientras se aferra
con sus pequeñas manitos al seno de su madre. Así nos enseña Dios
que debemos anhelar alimentarnos de El por medio de Su palabra, para
que crezcamos espiritualmente y seamos manifestación de Dios aquí
en la tierra; Su pueblo adquirido, Su nación santa, Sus reyes y
sacerdotes.
No
hay forma de que nuestro desarrollo en Cristo pueda avanzar si no es
de esta manera. Los niños recién nacidos lloran muchas veces de día
y de noche por su leche materna, y se les puede ver que son como
insaciables cada vez que son amamantados. En contraste, muchos
cristianos tienen una actitud simplista frente al alimento
espiritual; lo toman de vez en cuando y a veces lo prefieren
adulterado (procesado por otro o mezclado con otras cosas). Hace un
par de años escuché en un seminario una desalentadora cifra
producto de una investigación en iglesias de todo el mundo; nos
contaron que tan solo el 15% de los cristianos que se consideraban
nacidos de nuevo, habían leído el nuevo testamento por completo.
Los demás cristianos conocen muchos pasajes bíblicos, pero
escasamente han leído un libro de La Biblia completamente y de
manera metódica. Esto provoca que tengamos en medio de nosotros dos
tipos de“cristianos” que no honran a Dios: Los egocéntricos y
los fluctuantes.
El
primer grupo se refiere a aquellos que buscan al Señor Jesús para
sus propios propósitos sin averiguar cuál es el propósito divino.
Quieren adorar al Señor a su manera y relacionarse con El según les
parece. Logran en muchos momentos vivir “sanamente” pero debido a
que es un esfuerzo en la carne y sin la influencia del poder del
Espíritu Santo, se cansarán de “ser buenos” y comenzarán a
autojustificar sus “fallas” (pecados). Básicamente su andar en
la fe cristiana está centrado en ellos y no en Dios, por eso no se
interesan en alimentarse diariamente con Las Escrituras.
El
segundo tipo de cristianos se caracteriza por la indecisión, la
incertidumbre y la falta de fe. Quieren estar bien con Dios, pero ni
siquiera saben si El los acepta o les quiere dar la salvación. Han
escuchado hablar de La Gracia de Dios, pero parece que el concepto ni
siquiera está claro. Lo poco que leen en La Biblia lo ponen en duda
y andan siempre esperando señales milagrosas para tener un poco de
seguridad. Es posible que vayan de iglesia en iglesia con la
esperanza que un día El Señor Jesús les hable y los ilumine para
poder tomar decisiones.
“El buey conoce a su
dueño, y el asno el pesebre de su señor;
Israel no entiende, mi
pueblo no tiene conocimiento.”
Isaías
1: 3
Quienes
desatiendan este llamado divino a sumergirnos en Las Escrituras, no
podrán ser esas piedras vivas que sirvan para edificar un sacerdocio
santo agradable a Dios. En vez de piedras solidas y fuertes, serán
como leños ahuecados y podridos, que tienen forma y volumen
visibles, pero son frágiles y quebradizos. En resumidas cuentas, si
no somos piedras vivas no podremos llamarnos cristianos ni verdaderos
miembros de la iglesia viva... tan solo espectadores simpatizantes
del evangelio.
Conságrate
al Señor Jesucristo con corazón sincero y renuncia al egocentrismo
y la fluctuación. No te debatas más entre 2 pensamientos y entiende
que si en verdad aceptaste a Cristo como Señor y Salvador, la
plenitud de Su espíritu puede manifestarse en ti. Si tienes fe para
hacer la siguiente oración, no lo pienses mas y resuelve ya mismo
esta situación.
Señor
Jesús, perdóname por ser egocéntrico y no dar valor a Tu Poderosa
Palabra. Renuncio en tu nombre Señor Jesucristo al egocentrismo y a
la fluctuación en mi alma. Someto mi vida a ti y declaro que Tu
Palabra es verdad y obra en mi espíritu con poder. Creo que en mi se
cumple esta escritura por cuanto no vivo yo sino que vive Cristo en
mi:
“Y
reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría
y de inteligencia,
espíritu
de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de
Jehová.”
Isaías
11: 2
Alejandro Gil Sánchez.