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lunes, 22 de diciembre de 2014

Reflexión Bíblica: Hebreos 11.

Creyendo lo que hablo, hablando lo que creo.



Reflexión:

He entendido a la luz de Las Escrituras que una de las manifestaciones o frutos de una fe genuina es el “lenguaje de fe”. - ¿A que me refiero con este termino? - sencillamente a la capacidad (dada por Dios) de hablar mientras creo lo que estoy hablando; no el hecho de pensar que El Señor tiene poder para hacer, sino más bien la certeza de que Dios hará aquello que puso en mi corazón para hablar con fe, esperando que así sea.

Es claro lo que nos enseña el pasaje de hoy, donde leemos que Isaac, Jacob y José usaron sus palabras para bendecir y declarar sobre cosas venideras. Como ejemplo de esto, citaré la manera en que Jacob bendijo a sus nietos (los hijos de José) y a uno de sus hijos llamado Judá (el padre de la tribu de Judá de donde salió el Mesías):

Así que, aquel día, Jacob bendijo a los muchachos con esta bendición: 
«El pueblo de Israel usará el nombre de ustedes cuando impartan una bendición. 
Dirán: “Que Dios los haga tan prósperos como a Efraín y a Manasés”». 
De esta manera, Jacob puso a Efraín antes de Manasés.”
Génesis 48: 20 (NTV)

Judá, tus hermanos te alabarán. Agarrarás a tus enemigos por el cuello. Todos tus parientes se inclinarán ante ti. Judá, mi hijo, es un león joven que ha terminado de comerse a su presa. Se agazapa como un león y se tiende; como una leona, ¿quién se atreverá a despertarlo?  El cetro no se apartará de Judá, ni la vara de mando de sus descendientes,
hasta que venga aquel a quien le pertenece, aquel a quien todas las naciones honrarán.”
Génesis 49: 8-10 (NTV)

La Biblia nos enseña que esas palabras las dijo Jacob por fe, no nacieron fruto de una charla con un profeta o porque un ángel de Dios le dio la instrucción de parte de Dios. Sencillamente Jacob habló porque creía en El Poderoso, aquel de quién ya había recibido bendición en el pasado y se la había manifestado de manera especial. Cada una de estas palabras dichas con “lenguaje de fe” se cumplieron y dicho cumplimiento está registrado en Las Escrituras.

Quien tiene una fe preciosa y consolidada se expresa de manera especial al hablar con respecto al presente y al futuro, se abstiene de maldecir y declarar cosas contrarias a la buena voluntad de Dios, velando por dar un buen uso a sus labios de manera que los dichos de su boca sean agradables al Padre Eterno.

No quiero que se confunda esto con el positivismo y la programación neurolingüistica. Este lenguaje de fe es propio de los hijos de Dios, quienes han nacido de nuevo y están llenos del Espíritu Santo. Las palabras de fe, como su nombre lo indica, son puestas por Dios en el corazón del creyente que mediante sus experiencias con El Señor Jesucristo y el crecimiento bíblico, aprende a hablar como Dios enseña.

Es un asunto espontáneo que no se puede provocar por medio de “pensamientos positivos” ni “palabras persuasivas”. Lo único que podemos hacer para crecer y avanzar en este sentido, es caminar en El Espíritu (si no sabe a que me refiero, envíenos un e-mail), lo cual logramos mejorando la comunión con Dios en adoración y alimentándonos diligentemente con Su Palabra. Los resultados los producirá el Espíritu Santo en cada hijo de Dios que anhele ver este fruto brotando de su interior.

Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje,
y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.”
Romanos 10: 17 (NVI)

Ten por cierto mi querido lector, que mientras camines guiado por el Espíritu Santo, tu lenguaje de fe brotará espontáneamente y aún en tus oraciones preguntarás al Señor como hablar con respecto a determinadas situaciones.

Que nuestro Señor Jesucristo fortalezca tu fe, cambie tu lenguaje y te muestre Su poder.

Escrito está: «Creí, y por eso hablé.» Con ese mismo espíritu de fe
también nosotros creemos, y por eso hablamos.”
2 Corintios 4:13 (NVI)


Alejandro Gil Sánchez.