Todos estamos pendientes de que nos paguen lo justo en el trabajo, en los negocios, cuando prestamos dinero, etc; pero pocas veces somos conscientes de que la honra (prueba pública de respeto) es una deuda igual de importante que todos tenemos con ciertas personas y que "no hemos pagado".
Jesús enseñó que debemos hacer con los demás como queremos que hagan con nosotros (Mateo 7:12), lo que implica que de ninguna manera tiene sentido exigir que me paguen mis deudas cuando yo no pago las que tengo con los demás.
A veces resulta relativamente sencillo estar al día económicamente, pues el dinero es un bien material que puedo obtener finalmente después de trabajar o hacer negocios; pero la honra, el respeto y el honor... ¡qué difícil es reconocer que tenemos esa deuda con otros! - Hay principios espirituales que Dios estableció y uno de esos es pagar lo que nos corresponda pagar. De hecho, la honra a nuestros padres ya era bien importante desde los comienzos de la humanidad (Génesis 9:18-27) y era el puente a la bendición o a la maldición. Tiempo más tarde, Dios entrega a Moisés el mandato de la honra a los padres para ser bendecidos con largos años de vida y prosperidad.
También podemos entender en el contexto de Romanos 13 que toda figura de autoridad es digna de obediencia, respeto y honra, lo cual es dictado por el apóstol Pablo como un mandato, no como una sugerencia.
¿Quieres que te paguen tus deudas? - ¿Quieres ser prospero en todo lo que hagas? - ¿Quieres que te respeten? - ¿Quieres vivir muchos años en la tierra?
Pues entonces hijo de Dios haz lo correcto. Paga a los demás lo que corresponda, y especialmente tributa honor, respeto y honra a las figuras de autoridad, a tus padres, a tus pastores, etc.
Que El Señor Jesucristo te bendiga y te conceda entendimiento.
Alejandro Gil
mision.sembradores@gmail.com