Salmo 91: Protección
Divina
Lee hoy: Salmo 91
Reflexión:
El salmo 91 ha sido usado
como amuleto de la suerte por muchos, ya sea porque tienen una biblia
abierta en dicha cita adornando la sala de su casa, o porque lo leen
como un rezo diariamente. El versículo clave es claro, “El que
habita al abrigo del Altísimo...” es a este tipo de personas a
quienes se refiere como beneficiarios de la protección divina;
quienes habitan al abrigo del Altísimo podrán morar a la sombra
del Omnipotente.
Habitar al abrigo del
Altísimo implica invocar el nombre de Dios permanentemente, tener
una relación diaria mediante la oración y estar siempre en posición
de dependencia del Señor. Cuando uno habita, se resguarda, se cubre,
se acomoda en ese lugar y establece su morada allí. No sigamos
creyendo que porque en nuestra mente hay una creencia o admitimos la
existencia de Dios, esto nos certificará como beneficiarios del
salmo 91. Debemos ir mas allá de un “pensamiento piadoso” y
refugiarnos realmente en Dios, pues lastimosamente muchos llamados
cristianos están habitando al abrigo de su dinero, al abrigo de su
pareja, al abrigo de su comodidad, al abrigo de cuanta cosa terrenal
brinda falsa seguridad. Dependamos realmente del Altísimo, del
Omnipotente.
Es cierto que Dios en Su
Soberanía protegerá y ayudará a quien quiere, aún si es alguien
inconverso, pero no podemos predecir que tendremos la eficiente ayuda
divina descrita en el salmo 91 si no hacemos como precisamente nos
instruye Dios en Su Palabra.
"Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.
Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos."
Y seré salvo de mis enemigos."
Salmo 18: 1-3
Señor Jesucristo,
consagro mi ser a ti para que pueda yo vivir conforme a tu voluntad.
Enséñame a tener comunión contigo y a habitar verdaderamente bajo
tu abrigo y sombra. Renuncio a depender de personas y cosas de este
mundo. No es en mis fuerzas, es por medio de ti, del poder de tu
Santo Espíritu que mora en mi. Amén.
Pr Alejandro Gil Sánchez.
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