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lunes, 29 de septiembre de 2014

2 Corintios 5. Reflexión Bíblica.

¿Para quien vives?


Lee hoy: 2 Corintios 5
http://www.biblegateway.com/passage/?search=2+corintios+5&version=LBLA


Reflexión:

La pregunta en el título de la reflexión de esta semana es muy confrontadora, pues cualquier creyente diría, aunque sea por “decencia religiosa”, que vive para Dios. Los cristianos podemos fácilmente confundirnos a nosotros mismos y pensar que con el hecho de cumplir en la iglesia o ser personas de buena conducta, estamos viviendo para El Señor. Muchos judíos (especialmente los escribas y fariseos) de la época en que Jesús ejerció su ministerio público en la tierra, creían que vivían para Dios, pues eran correctos en cuanto a las leyes morales y religiosas, sabían Las Escrituras y cumplían con todas las tradiciones; sin embargo nuestro Señor y Maestro Jesucristo habló con autoridad y confrontó los judíos que recientemente habían creído en Él diciéndoles:

Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo salí de Dios y vine de El, pues no he venido por mi propia iniciativa, sino que El me envió. ¿Por qué no entendéis lo que digo? Porque no podéis oír mi palabra. Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre [...]”   Juan 8: 31,42-44

Vivir para Dios implica obviamente conocer Las Escrituras, pero además conlleva un compromiso con obedecerlas para complacer a aquel quien murió y resucitó por la iglesia (los creyentes en Cristo nacidos de nuevo en espíritu). ¿Qué tanto ocupas tu mente, tus fuerzas y recursos en Jesús? ¿sientes pasión por el reino de Dios y Su justicia? ¿te deleitas estudiando La Palabra de Dios? ¿te inquietas por conocer al Señor Jesús y vivir de manera agradable a Él?

Te invito a cuestionar tu alma y pedir al Espíritu Santo que te muestre para quién vives (para ti o para El Señor)... estás a tiempo de cambiar de rumbo y caminar hacia la vida en abundancia que sólo está en Cristo.

Señor Jesucristo, que tu Espíritu Santo me enseñe a vivir para ti. Muéstrame por favor si hay en mi camino oculto de maldad y vanidad; límpiame y sáname de la vida centrada en el “yo”, por medio de la llenura de tu Santo Espíritu. Amén.




Alejandro Gil Sánchez.

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