Volvamos
a los orígenes.
Lee hoy: Génesis 1: 26-31
Reflexión:
Durante
años asumí que el plan de Dios era específicamente la salvación
del hombre para mejorar su existencia y al final de sus días se
encontrarse con Cristo en su segunda venida para disfrutar la vida
eterna en una dimensión celestial. Esta forma de entender el plan de
Dios no es mala de ninguna manera, ni contraria a las enseñanzas de
Las Escrituras, pero promueve una visión incompleta y sesgada con
respecto al plan integral que nos da Dios en Su Palabra.
Lo explicaré de esta manera:
- Dios concibió la humanidad a su imagen y semejanza reales para darles autoridad sobre la tierra: “Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán...”. Luego les dice con respecto a la tierra: “gobiernen sobre ella”.
- Dios concibió a los seres humanos para que se convirtieran en un pueblo y poder así desarrollar una cultura: “Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra”.
- Dios creó la tierra para darle al hombre el alimento necesario sin límite alguno: “¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento.”
Nota:
Bíblicamente, la instrucción de comer carne animal vino en el pacto
con Noé (Génesis 9: 1-4).
Es claro que Dios planeo un
escenario de autoridad, productividad, salud y abundancia para
nosotros los humanos; pero a causa de la caída de Adán y Eva,
vinieron la muerte (espiritual y física), la enfermedad, la pobreza
y el exilio de la gloriosa presencia de Dios. Vemos como en ese
momento se detiene el curso del plan integral, pues la maldición ha
llegado a la creación y el hombre pierde su posición de gobierno,
quedando esclavo de su naturaleza caída.
Otro aspecto importante
que nos abre los ojos al entendimiento de este gran proyecto divino,
es la visión profética del apóstol Juan en Apocalípsis sobre la
culminación de todas las cosas, donde vemos que la creación es
llevada al estado inicial de pureza y perfección del huerto en Edén:
“[...]Y vi la ciudad
santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,
preparada como una novia ataviada para su esposo.
Entonces oí una gran voz
que decía desde el trono: He
aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres,
y El habitará
entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre
ellos.
El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo,
ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas
han pasado.”
Apocalípsis
21: 1-4
Por
lo tanto, nuestra salvación eterna (que es una realidad actual, no
algo por venir) no es la consumación del plan de Dios, sino más
bien el principio. Al ser salvos (espíritus vivos y conectados con
el cielo por medio del Espíritu Santo), adquirmos la identidad y
misión de Adán y Eva del tiempo en que tenían comunión perfecta
con Dios; lo cual nos pone en una posición especial para ejercer una
misión especial en esta tierra mientras se consuma la manifestación
del Reino de Dios.
“La creación espera
con gran impaciencia el momento en que
se manifieste
claramente que somos hijos de Dios.”
Romanos 8: 19
Es
hora que le preguntes al Señor Jesucristo cual es tu papel y
potestad en Su Reino.
¿Has
pensado porque hoy día no se ven tan a menudo los milagros y
experiencias sobrenaturales de la iglesia del primer siglo?
Sencillamente
porque los cristianos hoy día no tienen mentalidad de “Reino”
sino de “Castillo”. La vida cristiana está enfocada solamente en
el avance de la iglesia donde se congregan y la satisfacción de sus
necesidades inmediatas, en vez de entender que fueron trasladados de
la potestad de las tinieblas al Reino de Jesucristo, donde están sus
inescrutables riquezas (maravillas espirituales que ni nos
imaginamos). ¿Sabías que orando bajo la dirección del Espíritu
Santo puedes transformar desde una situación personal hasta el
destino de una nación? ¿sabías que la esfera espiritual y terrenal
están divididas solamente en tus sentidos y que puedes aprender a
influir en ellas con el solo hecho de tener estrecha comunión con
Cristo y andar en santidad?
No
te limites a sentarte en la banca de una iglesia cada semana y tratar
de ser bueno ante la mirada de Dios y los demás. Estas cosas deben
hacerse, aunque son más bien el fruto temprano de la salvación y
deben avanzar hasta el punto que ejerzas tu llamado e identidad que
te fueron dadas en los cielos, en lo eterno.
El
proceso apenas ha comenzado. El plan integral de Dios es el avance de
Su Reino y así ha sido siempre, desde Génesis hasta Apocalípsis.
Que
El Eterno te de entendimiento.
“Pues somos la obra
maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús,
a fin de que hagamos
las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.”
Efesios
2: 10
“Y entonaban este nuevo cántico: Digno eres de recibir el rollo
escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu
sangre compraste para Dios gente de toda raza,
lengua, pueblo y
nación. De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes
al
servicio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra.”
Apocalípsis 5: 9-10
Pr Alejandro Gil Sánchez.
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