Cuando
los hechos hablan mas que las palabras
Reflexión:
Muchas
veces con buenas intenciones y un corazón emocionado, pronunciamos
promesas
a Dios
en
público o en privado, pero tristemente no siempre son cumplidas
estas promesas. Dicho Incumplimiento es una puerta de bendición que
se cierra y un estorbo espiritual para nuestro andar en Cristo; estos
son inconvenientes que sólo podrán ser resueltos si hay
arrepentimiento genuino y ejecución del compromiso “burlado”. No
caigamos pues en semejante descrédito espiritual. Seamos obedientes
a Dios y refrenemos nuestra lengua para no ser como los necios, cuyas
palabras no darán buen fruto sino mas bien pérdida. Recordemos que
fuimos creados para servir a Dios y adorarlo ofreciéndole
sacrificios agradables por medio de Jesucristo (1 Pedro 2: 5).
“Pero ¿qué os
parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le
dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No
quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le
dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy.
Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron
ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los
publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.”
Mateo 21: 28-31
Proverbios 20: 25
Salmos 50: 14
Alejandro Gil Sánchez.
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