Por la gracia y la misericordia del Eterno, muchos hemos recibido bendiciones que inicialmente reposaron sobre hijos de Dios comprometidos y con una fe preciosa.
Al estar nosotros bajo la sombra de estos hijos de Dios bendecidos (por parentesco familiar, nexos laborales, etc.) sus bendiciones nos cobijaron y nos beneficiaron, pero eso no quiere decir que estábamos siendo aprobados por Dios ni que nuestras vidas no necesitaban encaminarse al arrepentimiento.
Dios siempre ha proveído algo que en teología llamamos "la gracia común", que consiste en que todos en el mundo podamos ser beneficiados de la providencia permanente del Señor sin importar si somos sus hijos o no de YHWH (Dios); sin acepción de injustos y pecadores.
En Mateo 5:45 leemos:
"para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos."
Esta gracia común, unida al hecho de que el Reino de Dios se manifiesta a través de sus hijos, es la explicación del porque la casa del egipcio fue prosperada mientras José el hijo de Jacob, estuvo sirviendo allí. Quienes hallan leído el libro de Génesis, saben que luego José fue enviado a la cárcel y allí se convirtió en el administrador de confianza del carcelero y finalmente Dios lo pone en alto convirtiéndolo en la segunda autoridad después del faraón. Este consecutivo de ascensos en la vida de José, representó para Egipto prosperidad y estabilidad económica que finalmente sirvieron al propósito eterno del Señor con su pueblo elegido Israel.
El punto de la reflexión es este: no creas que porque aparentemente "todo va bien" es debido a tu buena relación con Dios o tu preciosa y consagrada fe. El es misericordioso, y de pronto estás siendo beneficiado por una bendición transferida, la cual durará sobre ti mientras dure tu vínculo con aquellos que debido a su sumisión al Señor están "bajando" estas bendiciones desde el cielo.
Yo personalmente agradezco mucho a Dios este regalo de las bendiciones transferidas, pero avanzo en fe para ser un verdadero gestor de bendiciones que cobijen a otros como si yo fuera "un José" en estos tiempos. No me quiero conformar con las bendiciones transferidas a causa de otras personas; quiero honrar a Dios, serle fiel y andar en justicia para que sin importar donde vivo, la realidad del mundo y las dificultades de estos tiempos, yo siempre sea canal de manifestación de Su Reino sobrenatural.
¿Vives tu de las bendiciones transferidas?
Despierta!!
Conéctate de verdad con tu creador y vive el propósito para el cual fuiste creado. La abundancia y la prosperidad pueden ser confusas hasta el punto que crees que eres salvo y aprobado por Dios. Examínate si en verdad has nacido de nuevo con Cristo.
La iglesia está tristemente llena de "egipcios" bendecidos.
Que El Espíritu Santo te de entendimiento.
Pr Alejandro Gil Sánchez.
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