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sábado, 15 de noviembre de 2014

Reflexión Bíblica: 1 Pedro 2.

Creciendo en el espíritu


Lee hoy: 1 Pedro 2: 1-6


Reflexión:

La mayoría de personas hemos visto cuando un bebé recién nacido está siendo amamantado; cuan deseoso y sediento se ve mientras se aferra con sus pequeñas manitos al seno de su madre. Así nos enseña Dios que debemos anhelar alimentarnos de El por medio de Su palabra, para que crezcamos espiritualmente y seamos manifestación de Dios aquí en la tierra; Su pueblo adquirido, Su nación santa, Sus reyes y sacerdotes.

No hay forma de que nuestro desarrollo en Cristo pueda avanzar si no es de esta manera. Los niños recién nacidos lloran muchas veces de día y de noche por su leche materna, y se les puede ver que son como insaciables cada vez que son amamantados. En contraste, muchos cristianos tienen una actitud simplista frente al alimento espiritual; lo toman de vez en cuando y a veces lo prefieren adulterado (procesado por otro o mezclado con otras cosas). Hace un par de años escuché en un seminario una desalentadora cifra producto de una investigación en iglesias de todo el mundo; nos contaron que tan solo el 15% de los cristianos que se consideraban nacidos de nuevo, habían leído el nuevo testamento por completo. Los demás cristianos conocen muchos pasajes bíblicos, pero escasamente han leído un libro de La Biblia completamente y de manera metódica. Esto provoca que tengamos en medio de nosotros dos tipos de“cristianos” que no honran a Dios: Los egocéntricos y los fluctuantes.

El primer grupo se refiere a aquellos que buscan al Señor Jesús para sus propios propósitos sin averiguar cuál es el propósito divino. Quieren adorar al Señor a su manera y relacionarse con El según les parece. Logran en muchos momentos vivir “sanamente” pero debido a que es un esfuerzo en la carne y sin la influencia del poder del Espíritu Santo, se cansarán de “ser buenos” y comenzarán a autojustificar sus “fallas” (pecados). Básicamente su andar en la fe cristiana está centrado en ellos y no en Dios, por eso no se interesan en alimentarse diariamente con Las Escrituras.

El segundo tipo de cristianos se caracteriza por la indecisión, la incertidumbre y la falta de fe. Quieren estar bien con Dios, pero ni siquiera saben si El los acepta o les quiere dar la salvación. Han escuchado hablar de La Gracia de Dios, pero parece que el concepto ni siquiera está claro. Lo poco que leen en La Biblia lo ponen en duda y andan siempre esperando señales milagrosas para tener un poco de seguridad. Es posible que vayan de iglesia en iglesia con la esperanza que un día El Señor Jesús les hable y los ilumine para poder tomar decisiones.


El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor;
Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.”
Isaías 1: 3

Quienes desatiendan este llamado divino a sumergirnos en Las Escrituras, no podrán ser esas piedras vivas que sirvan para edificar un sacerdocio santo agradable a Dios. En vez de piedras solidas y fuertes, serán como leños ahuecados y podridos, que tienen forma y volumen visibles, pero son frágiles y quebradizos. En resumidas cuentas, si no somos piedras vivas no podremos llamarnos cristianos ni verdaderos miembros de la iglesia viva... tan solo espectadores simpatizantes del evangelio.

Conságrate al Señor Jesucristo con corazón sincero y renuncia al egocentrismo y la fluctuación. No te debatas más entre 2 pensamientos y entiende que si en verdad aceptaste a Cristo como Señor y Salvador, la plenitud de Su espíritu puede manifestarse en ti. Si tienes fe para hacer la siguiente oración, no lo pienses mas y resuelve ya mismo esta situación.


Señor Jesús, perdóname por ser egocéntrico y no dar valor a Tu Poderosa Palabra. Renuncio en tu nombre Señor Jesucristo al egocentrismo y a la fluctuación en mi alma. Someto mi vida a ti y declaro que Tu Palabra es verdad y obra en mi espíritu con poder. Creo que en mi se cumple esta escritura por cuanto no vivo yo sino que vive Cristo en mi:


Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.”
Isaías 11: 2





Alejandro Gil Sánchez.