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lunes, 2 de mayo de 2016

El mejor vino

Hace pocos días aprendí lo que significa este pasaje y tras leer todo el contexto, me revelaba el Espíritu Santo la importancia de enseñar algo que una vez El me dijo:

"La disciplina es el recurso amoroso de Dios que nos libra de Su ira"

Resulta que Moab era un pueblo que no había sido disciplinado por Dios y estaba lleno de sedimento del pecado. El profeta Jeremías está anunciando el juicio de Dios sobre Moab; la ira de Dios preparada para una generación llena de impiedad y pecado. Y antes de dar detalles de como sería juzgado el pueblo moabita, El profeta Jeremías (bajo inspiración divina) usa una excelente ilustración de como lo que sucede al mejor y más puro vino, fue lo que le faltó a Moab: Un proceso de decantación.

La decantación del vino consiste (desde tiempos antiguos) en limpiar los sedimentos del vino por medio del cambio de vasijas. Era necesario vaciar el vino una y otra vez hasta que fuera libre de "impurezas" y su aroma y sabor fueran exquisitos. La decantación va dejando los sedimentos atrás en la vasija anterior y permite que el vino se oxigene para que este, como lo mencioné, pueda ser exquisito en aroma y sabor.

He pasado por procesos de disciplina y dificultades; eventos variables en tiempo de duración, intensidad, complejidad, etc; y no ha sido fácil ni agradable. Lo cierto es que puedo mirar hacia atrás con gozo y ver como Dios me ha perfeccionado; también puedo mirar hacia adelante con esperanza y libre de temor porque se que mi redentor vive y que Su propósito es exhibir Su gloria en mi.

Los problemas y dificultades te oxigenarán, refinarán tu fe y serás investido con mayor autoridad espiritual. Esto sucederá si asumes "la decantación" de Dios con humildad y te dedicas a buscar Su presencia y adorarlo en espíritu y verdad.

Por esta razón no es extraño lo que Jesús le dijo a Pedro con el propósito eterno de perfeccionarlo como columna de la iglesia primitiva:

"Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos."
Lucas 22: 31-32

¿Notas algo curioso? - Jesús no le dijo que lo libraría de esa prueba sino que había orado para que su fe no desfalleciera. Dios no estaba interesado en librar a Pedro de esa "decantación" sino que más bien estaba interesado en perfeccionarlo para que pudiera cumplir con la gran comisión y establecer efectivamente el Reino de Dios en la tierra. 

Ser el mejor vino no es fácil pero es glorioso... Deja que Cristo viva, y tu mengua para que tu proceso sea sobrenatural.

Que el Espíritu Santo te de entendimiento y paz.

Pr Alejandro Gil Sánchez.
mision.sembradores@gmail.com

martes, 8 de marzo de 2016

No maldigas al príncipe

¿Sabías que una persona en autoridad espiritual es considerada delante de Dios como un príncipe?

Si bien es cierto que todos los hijos de Dios por medio de Jesucristo somos reyes y sacerdotes (Apocalipsis 1:6), los llamados a dirigir la iglesia poseen "un manto de autoridad" y mayor responsabilidad a causa del cuidado de la iglesia ( Hebreos 13:17).

Cuando Pablo dice estas palabras en el texto de la reflexión, el recordó lo dictado por el Señor en Su palabra:

"No maldecirás a Diosni maldecirás al príncipe de tu pueblo"  Éxodo 22:28

Para Pablo era claro que el haber declarado verbalmente un juicio contra el sumo sacerdote Ananías (Hechos 23:1-5) había sido un error porque claramente Dios había dejado instrucción al respecto desde el Antiguo Testamento. Es interesante y curioso, que el mandato de no maldecir a un príncipe del pueblo (líder civil y religioso en Israel) estaba en el mismo renglón y como continuación del mandato de no maldecir a Dios. El Señor no está diciendo que los ministros del evangelio tenemos licencia para pecar o abusar de nuestra autoridad espiritual, pero si está dejando claro que el pueblo no puede abrir su boca para maldecirnos bajo ninguna circunstancia ni por causa alguna. Este aspecto reposa sobre un principio sólido de respeto y honra en la tierra (así como en el cielo) a toda autoridad, como señal profética de que estamos dispuestos a honrar y obedecer a Dios aunque no nos convenga Su voluntad y/o no la comprendamos. He visto que las personas rebeldes y que suelen maldecir todo tipo de autoridad y profieren juicios con su boca, aún siendo cristianos, están más propensos a defender herejías, dividir iglesias, guardar amargura en su corazón y tener toda clase de conflictos emocionales y espirituales. 

Reitero que esta reflexión no busca escudar el pecado de un pastor ni avalar el abuso de la autoridad espiritual; esta reflexión pretende explicar porque hay tantos cristianos que tienen problemas de sanidad interior y dificultades no resueltas en diferentes áreas de sus vidas. Aquellos que maldicen la autoridad y profieren juicios contra ministros del evangelio, se ponen un lazo en el cuello y le dan legalidad al maligno para que los oprima. Es por esta razón que David no se atrevía a matar a Saúl (1 Samuel 24:6) a pesar de que podía hacerlo y tenía motivos de peso para eliminar ese enemigo de su camino.

Que Dios nos libre de maldecir a nuestro líderes civiles y espirituales. Que los dichos de nuestra boca sean agradables al Eterno en todo tiempo.

Pr Alejandro Gil Sánchez.