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martes, 29 de julio de 2014

Reflexión Bíblica: Protección Divina

Salmo 91: Protección Divina


Lee hoy: Salmo 91

Reflexión:

El salmo 91 ha sido usado como amuleto de la suerte por muchos, ya sea porque tienen una biblia abierta en dicha cita adornando la sala de su casa, o porque lo leen como un rezo diariamente. El versículo clave es claro, “El que habita al abrigo del Altísimo...” es a este tipo de personas a quienes se refiere como beneficiarios de la protección divina; quienes habitan al abrigo del Altísimo podrán morar a la sombra del Omnipotente.

Habitar al abrigo del Altísimo implica invocar el nombre de Dios permanentemente, tener una relación diaria mediante la oración y estar siempre en posición de dependencia del Señor. Cuando uno habita, se resguarda, se cubre, se acomoda en ese lugar y establece su morada allí. No sigamos creyendo que porque en nuestra mente hay una creencia o admitimos la existencia de Dios, esto nos certificará como beneficiarios del salmo 91. Debemos ir mas allá de un “pensamiento piadoso” y refugiarnos realmente en Dios, pues lastimosamente muchos llamados cristianos están habitando al abrigo de su dinero, al abrigo de su pareja, al abrigo de su comodidad, al abrigo de cuanta cosa terrenal brinda falsa seguridad. Dependamos realmente del Altísimo, del Omnipotente.

Es cierto que Dios en Su Soberanía protegerá y ayudará a quien quiere, aún si es alguien inconverso, pero no podemos predecir que tendremos la eficiente ayuda divina descrita en el salmo 91 si no hacemos como precisamente nos instruye Dios en Su Palabra.


"Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.  
Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos."
Salmo 18: 1-3

Señor Jesucristo, consagro mi ser a ti para que pueda yo vivir conforme a tu voluntad. Enséñame a tener comunión contigo y a habitar verdaderamente bajo tu abrigo y sombra. Renuncio a depender de personas y cosas de este mundo. No es en mis fuerzas, es por medio de ti, del poder de tu Santo Espíritu que mora en mi. Amén.


Pr Alejandro Gil Sánchez.


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